Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, más conocida como Sor Juana Inés de la Cruz, (San Miguel Nepenta, Nueva España —actualmente México— 12 de noviembre de 1651[] Ciudad de México, 17 de abril de 1695) fue una religiosa católica, poetisa y dramaturga novohispana del Siglo de Oro español. Cultivó la lírica y el teatro, así como la prosa. Por la importancia de su obra, recibió los sobrenombres del Fénix de América, la Décima Musa o la Décima Musa mexicana.[] A muy temprana edad aprendió a leer y a escribir. Perteneció a la corte del virrey de Mancera. En 1667 ingresó a la vida religiosa a fin de consagrarse por completo a la literatura. Sus más importantes mecenas fueron los Marqueses de la Laguna, virreyes de la Nueva España, quienes publicaron sus obras en España. Murió a causa de una epidemia el 17 de abril de 1695.
Sor Juana Inés de la Cruz ocupa, junto a Juan Ruiz de Alarcón y a Carlos de Sigüenza y Góngora, el lugar más destacado de la literatura novohispana.[] En el campo de la lírica su trabajo se adscribe a los lineamientos del Barroco hispano en su etapa tardía. La producción lírica de Sor Juana, que supone la mitad de su obra, es un crisol donde convergen la cultura de una Nueva España en apogeo, el culteranismo de Góngora y la obra conceptista de Quevedo y Calderón.[] La obra dramática de Sor Juana va de lo religioso a lo profano. Sus obras más destacables en este género son Amor es más laberinto, Los empeños de una casa y una serie de autos sacramentales diseñados para representarse en la corte.[]
Dramática
Además de las dos comedias aquí reseñadas (Los empeños de una casa y Amor es más laberinto, escrita junto con Juan de Guevara), se ha atribuido a Sor Juana la autoría de un posible final de la comedia de Agustín de Salazar y Torres: La segunda Celestina. En la década de 1990 Guillermo Schmidhuber encontró una suelta que contenía un final diferente al que se conocía y propuso que esas mil líneas eran de Sor Juana. Algunos sorjuanistas han aceptado la coautoría de sor Juana, entre ellos Paz, y Luis Leal. Otros, como Antonio Alatorre y José Pascual Buxó, la han refutado.
Artículo principal: Los empeños de una casa
Es una de las obras capitales de la producción dramática de Sor Juana Inés de la Cruz. De datación incierta, pudo haberse montado para la entrada a la capital del arzobispo Francisco de Aguiar y Seijas o bien, para el nacimiento del primogénito del conde de Paredes, virrey y mecenas de la poetisa. En cualquier caso, la fecha comúnmente aceptada para el montaje de Los empeños de una casa es el 4 de octubre de 1683. El conflicto se teje en torno a dos parejas que se aman pero que no pueden unirse todavía. La fuerza cómica que provocan los equívocos no está exenta de una verdad amarga, la frustración del amor que tantas veces vivió Sor Juana. A lo largo de toda la obra la fuerza dramática recae en los dos personajes femeninos: doña Ana, la antagonista, y doña Leonor, la heroína. La mujer como eje conductor de la historia, a la vez que personaje fuerte y decidido, es una de las características más presentes en toda la obra de Sor Juana.
Caracterizada como una muy bien construida comedia de enredo, aparecen singulares personajes: los hermanos Pedro y Ana, don Carlos y doña Leonor. Destaca el desenlace, con un final feliz que remarca la soledad del villano don Pedro. Éste deberá quedarse solo, con un criado negro travestido que también es partícipe del enredo generado por su patrón.
Representa la culminación de la obra dramática de la monja poetisa y de toda la escuela literaria novohispana. Sus personajes pertenecen a la nobleza, o bien a la incipiente burguesía hidalga de la Nueva España. Son caballeros y damas de acomodada posición y vida urbana que protagonizan una intriga de relaciones conyugales gobernadas por el engaño y la insatisfacción muy poco frecuente en el teatro barroco español.

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